Imagino que llegaste hasta aquí con la curiosidad de cualquiera que lee un título disparatado. Al menos para saber de qué va la cosa.
Veamos entonces:
Digamos que estás por empezar a construir tu casa o al menos, pensando en encargar el proyecto, y como es lógico suponer, no está en tus planes pensar en pasarla mal.
Dos cosas que te van a sorprender:
• Pocos imaginan la frecuencia con que la gente desea tanto algo y obra haciendo todo lo contrario, y peor aún, ¡¡SIN SER CONCIENTES DE ESO!!
• La felicidad de la experiencia de construir tu casa ¡¡DEPENDE ENORMEMENTE!! de lo que hagas (o dejes de hacer).
Apuesto a que estarás dispuesto a considerar la posibilidad de que tengas mucho que ver en este asunto.
¿Te gustaría tener una obra sin sobresaltos?
¿Te gustaría saber qué cosas evitar hacer para pasarla mejor?
Descuento que a estas alturas ya estarás cansado de las opiniones “desinteresadas” (que seguro no pediste), de todos los que te dijeron: ¿vas a empezar a construir?, ¡no sabes en lo que te estás metiendo!
Si pretendes que la historia que puedas contar al terminar tu casa sea TOTALMENTE DISTINTA a la que vivieron todos aquellos que te aconsejaron, vas a tener que tomarte unos minutos para leer esto.
Es CORTO, GRATIS y te va a ayudar un montón. ¡Qué más!
Consejos a la hora de construir una casa
Después de todo lo que hasta ahora te conté es lógico que pienses que a continuación vayan una serie de recomendaciones generales en pos de conseguir una obra feliz. Diría que va a ser así…, pero no tanto.
Me imagino que estarás al corriente de lo que se llama psicología inversa, algo así como una forma de apelar a la rebeldía del ser humano, por ejemplo, tratando que haga algo que le conviene, pero proponiéndole hacer exactamente lo opuesto.
Es verdad que suena retorcido, pero si estás dispuesto a ser menos convencional, vas a entender perfectamente cuál es el mensaje que tiene que quedarte, y de paso espero que te diviertas un rato.
Que relación hay entre la arquitectura y el “masoquismo”
Vivimos en una época de continuos cambios, con una sociedad en movimiento, y en muchos casos, plagada de contradicciones.
Por ejemplo, es cada vez mayor el grupo de los que encuentran placer colocándose un piercing o tatuándose partes íntimas de su humanidad, situaciones que a la mayoría pueden resultarles al menos “incómodas”, pero a gran parte de la gente, todo lo contrario.
Y quién es autoridad para decir lo que está bien o está mal.
En esta misma línea de pensamiento, podría pensarse que para todos, el construir o mejorar su propia casa, debería ser una experiencia gratificante.
A la luz de estas tendencias que llevan a correr los umbrales del placer hacia límites antes insospechados, cabría contemplar la posibilidad de que pueda haber mucha gente que disfrute transformando dicho momento en un verdadero infierno.
Por eso, y como sobre gustos nada está escrito, vaya este aporte de la arquitectura para explorar los caminos más insospechados del masoquismo.
Consejos para “sabotear” tu propia obra en construcción
Fuera arquitectos
De movida, trata de evitar contratar a un profesional.
Nada mejor en estos casos que arrancar la obra poniendo en práctica todas las ideas que andan dando vueltas por tu cabeza, llevadas a cabo de la mano de tu habilidad innata para estos asuntos o de la experiencia que puedas haber adquirido viendo a los demás atravesar situaciones similares.
En el peor de los casos, seguro habrá un amigo que del tema algo conoce, siempre dispuesto a arrimarte alguna idea genial.
Tormenta de ideas
A propósito de ideas y amigos: trata de escuchar la mayor cantidad de opiniones posibles sobre cómo resolver los problemas.
Recuerda que aunque no entendamos mucho de la cuestión, siempre habrá alguien dispuesto a opinar aunque nadie se lo haya preguntado.
Veinte mil puntos de vista sobre la misma cuestión seguramente contribuirán a enriquecer la idea y mejorar tu proyecto.
Cero comunicación
Si estás por comenzar la obra construyendo sobre una medianera, no pierdas tiempo en avisarle al vecino. ¡Qué le importa lo que vayas a hacer!
Déjalo que se “sorprenda” con la buena nueva cuando vea como le sacan las plantas y el cerco que divide los predios. Será un placer ver su cara de complicidad.
Documentación de Obra
A la hora de pedir presupuestos para cotizar la mano de obra, evita complicar las cosas con planos innecesarios.
Un dibujito “así nomás”, hecho con la escala de un papel cuadriculado, es el mejor recurso gráfico para expresar la esencia completa de los trabajos a cotizar, y seguramente el albañil comprenderá a la perfección y jamás habrá un mal entendido.
Selección de presupuestos
Acepta sin ninguna sospecha la oferta de aquel contratista que pase una cotización equivalente a menos de la mitad que el resto de los oferentes; que no tenga mayores referencias, y que por toda especificación técnica aclare por escrito que está “todo incluido”. Se sobreentiende que todo incluye todo.
A la hora del arreglo económico, es aconsejable que siempre pagues los trabajos por adelantado; es una fórmula infalible para estar primero en la lista de prioridades de cualquier proveedor o contratista.
No serán necesarios los contratos. Pero cuidado!, es muy importante que el acuerdo se selle con un apretón de manos; el compromiso de palabra hace innecesario cualquier contrato.
Plan de Obra
No será indispensable ninguna programación previa de los trabajos. La improvisación en base a lo que el instinto te vaya dictando, será la mejor estrategia para el éxito.
Como reza el dicho, lo importante es arrancar cuanto antes el carro “que los melones se irán acomodando”.
Ubicación del propietario
Si de lo que se trata es de reformar tu propio hogar, lo mejor es que te quedes para vivir la obra como espectador de lujo.
La recomendación será indispensable, sobre todo si el trabajo consiste, por ejemplo, en la remodelación del único baño de la casa, que como te prometieron, se terminará en “un abrir y cerrar de ojos”.
No hay nada más gratificante que disfrutar en primera fila del polvillo, los ruidos, las demoras y los imprevistos.
Un proyecto “ágil y cambiante”
Lo mejor es que vayas incorporando todas las nuevas ideas a medida que se te vayan ocurriendo; no te quedes con las ganas.
A tal efecto, el momento más adecuado para ponerse a mirar revistas de decoración, pedir opiniones ajenas o consensuar el proyecto en familia es DURANTE LA OBRA, (¿cuándo si no?).
El lunes siguiente es el día ideal para formalizar los cambios de último momento.
Por otro lado, si el trabajo incluía la colocación de un revestimiento cerámico bien sencillito, sobre la marcha embellécelo con guardas, molduras, cerámicos inclinados o combinados en distintos tamaños y colores.
El albañil siempre aceptará gustoso los cambios propuestos sin alterar sus números iniciales.
Trabajos fuera de presupuesto
No intentes hacer cotizar los trabajos adicionales a medida que los vayas encargando; ¡¡¡con qué sentido!!!
Mejor será que esperes hasta el final de la obra, cuando todos se hayan acumulado ya que seguramente así la cotización será más económica.
Si lo piensas bien, es probable que éstos queden camuflados en la nebulosa del “todo incluido”, y así hasta puede que no precises pagarlos!!
Compra de materiales
Si hablamos de pisos y revestimientos cerámicos, compra siempre la cantidad justa que tienes pensado colocar. Es poco probable que surja la necesidad de compensar recortes, piezas falladas, desperdicios o simplemente tener una reserva. Esas son cosas que no pasan en la obra.
Si por esas casualidades, el día de mañana llegara a ser necesario reponer alguna pieza, seguramente el comercio donde los compraste justo tendrá una caja que quedó sin vender de aquella época, digamos, cinco años atrás.
Si precisas aberturas a hechas a medida, resérvalas unos pocos días antes de precisarlas en la obra.
Siempre habrá un fabricante con conocimientos de magia, capaz de entregártelas en tiempo y en forma para que los albañiles no se atrasen.
Visitas a la obra
Si eres de los que no pueden visitar seguido la obra en construcción, trata de recorrerla preferentemente un día domingo por la tarde, en especial si está lluvioso y vas acompañado de algún pariente o amigo gustoso de opinar.
De ser posible sería conveniente que lleves una plomada y un nivel láser para verificar la absoluta perfección de ángulos rectos, de verticales y horizontales.
Será una manera de corroborar con satisfacción tu acertada elección del grupo a cargo de los trabajos.
Elección de colores
Al momento de elegir los colores a pintar, trata de hacerlo con el consenso unánime de la familia entera, (siempre será una grata experiencia).
Seguramente el color quedará igual al del catálogo de muestra o al de la foto que lo inspiró. Además se logrará una aprobación general, sin ninguna discusión, y de la elección surgirá el color “mágico”, que cada miembro de la familia tenía en mente.
Seguimiento de los trabajos
Es conveniente que te transformes en el policía de tu propia obra, sin perderle pisada al trabajo de albañiles y arquitecto, para hacerles sentir el rigor de un cliente siempre presente y activo.
Siempre será mejor una política de “tolerancia cero” respecto de cualquier desviación de los plazos de obra. La mano dura es el secreto dorado para dominar los imprevistos, el clima, las promesas de los proveedores y todas aquellas variables sobre las que no se tiene ningún control.
Te asegurarás así de generar un clima de confianza y distensión que contribuirá a mejorar la calidad y el ritmo de los trabajos.
No olvides decirle al arquitecto (si es que lo contrataste), que pase a controlar “sólo de vez en cuando”, ya que los planos tienen toda la información necesaria y los obreros sabrán interpretarlos perfectamente.
Advertencia: Si hubiera razones que puedan hacerte dudar sobre tus preferencias por los placeres de situaciones extremas, te sugeriría no poner en práctica ninguna de las recomendaciones anteriormente descriptas.
Las mismas conllevan un alto riesgo de generar comportamientos suicidas.
Finalmente…
Ahora sí, lejos de toda ironía, puedo asegurarte una cosa:
Que la aventura de construir tu casa sea una experiencia llevadera, mucho dependerá de CÓMO pienses y CÓMO actúes.
Claro está, no es esta la única pata de esta mesa; pero es una de ellas y de las otras ya nos iremos ocupando.
Lo importante es que sepas que nadie está condenado a repetir la historia de los que no la pasaron bien.
Comenzar a repasar el listado que te dejo ya será un comienzo.
Arq. Marcelo Seia